10 sept 2010

Game Over

Hace tiempo que sé que me hartaría. De tus riñas, tus reproches y tus dudas.
Tú, que te proclamas con la sinceridad por bandera, que te enorgulleces de ir de frente, de decir las cosas a la cara, tanto si gustan como si no. Y en realidad lo único que haces es enfadarte por cada nimiedad que te sucede (y si no te sucede, te la buscas oyes, no hay mejor cosa que ser apañá), sin atender a razones de ningún tipo.

Supe que me hartaría.De tus críticas, porque intentar ser neutral en cada mierda de conflicto no es ser falsa, ni hipócrita, ni cínica. Porque no es BLANCO O NEGRO, casi nunca lo es. Y llevarse bien con el resto de gente, incluso, por raro que te parezca, cuando tú tienes un “problema” con ellos no es estar a dos bandas.

Créeme que no tenías derecho a hacerme elegir. Eso no es lo que yo entiendo por un buen amigo. Y aún así, boba de mí, lo hice cada vez que lo exigiste. Por mi bien, decías tú. Claro, para alma caritativa la tuya, ¿no? De verdad te creía mejor que yo, con tus verdades y tu genio.

Pero ¿esta vez? Esta vez es superior a mí. Así que lo dicho.



PD Me resulta curioso cómo finalmente la persona que más me ha demostrado su amistad es nuestro amigo, el mentiroso compulsivo, que se inventa novios, amigos, clases, estudios, peleas con sus padres, dinero y demás batallitas. Él, el que me trae, me lleva, me recoge en casa, me llama cada día incluso si acabamos de hablar por msn, y que por eso y más, incluso se ha ganado la confianza y el cariño de mis padres. Especialmente de mi padre, es un gran logro. Él, a quien por cierto, también se las hiciste pasar canutas con tu súper moralidad.

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